Felipe es un niño feliz, ya son cinco años que le sonríe a
la vida y nos ilumina a diario. En la etapa de crecimiento que se encuentra y
aprendizajes que le lleva la experiencia, hay varias anécdotas que uno pueda
contar, y otras obviamente no, en este corto tiempo pudimos ver que el changuito,
como lo llama su tío Pablito, es una
minipersona previsora y que no va a estarse con chiquilladas de esperar a
comer, es precavido porque en todo el tiempo que fue al kínder se estuvo guardando un resto de dulces bien empaquetada en su dormitorio, los cuales
estaban muy bien protegidos por sus amigos infaltables y leales Iron Man, el
Capitán América, obviamente que comandados por Optimus Prime, claro que al momento de ordenar su cuarto, el joven nos
daba discursos de que esa comida no era para él, sino para sus tropas de leales
los cuales hacían guardia en su ropero lleno de juguetes, pero en el fondo
sabíamos que era para él para aquellos momentos de simplemente tenía hambre o quería
darse un gustito.
Aquella vez que me levanté a las 5.30 am para tomar un vaso
de leche, me acerque a la cocina, y me sorprendí con que el changuito había ideado mover la silla
subirse en ella, y poder alcanzar en la alacena las galletas de chocolate, las
cuales son sus preferidas, y a lado de la envoltura las tijeras bien utilizadas
para abrir el plástico. Hay Felipe, nos haces la vida alegre. Sin embargo
en estos 5 años hemos podido ver la
complicidad de hermanos que tienes con la Val, tu hermanita, aquella con la que
te peleas te abuenas, se odian, se aman, se ocultan y asustan entre ustedes.
Donde crean esos lazos importantes de solidaridad que en el pasar del tiempo es
lo más importante para una familia. Los hijos definitivamente son la alegría de
la vida y lo que a nosotros como padres nos da realmente la fuerza para seguir
adelante sin importar los obstáculos que se nos atraviese en nuestra rutina,
porque ¡ustedes Felipe y Vale nos rompen la rutina!