miércoles, 16 de diciembre de 2015

Mundos paralelos I 
por Diego Rada
En un mundo paralelo, los animales eran los reyes del mundo y los seres humanos éramos su principal alimento, en el transcurso del tiempo apareció una ONG de protección a los Seres Humanos que era más una Secta Religiosa que otra cosa, en el cual obligaban a los animales dejar de consumir seres humanos, puesto que pensaban tenían derecho a la vida y a la co-existencia entre animales y seres humanos. Pero la mayoría de los animales no podía dejar de consumir seres humanos ya que su sangre y sales eran adictivas.
Los animales productores de seres humanos vendían su producto a un precio regalado por que existían cantidades inimaginables y su costo de producción era sumamente barato debido a su característica principal, eran omnívoros, o sea, comían cualquier cosa, eran criados intensivamente en espacios pequeños conocidos como establos de edificios en los cuales dormían solo lo necesario, o sea 2 horas para luego comer durante las próximas 22 horas del día, claro que no eran muy jugosos, pero bastante apetitosos, como todo producto comestible existían distintas clases de seres humanos, Americanus, Europaeus, Asiaticus y Africanus, unos más picantes, otros más dulces, y así.
Entre los Seres humanos nadie pensaba, todos comían sin chistar, a nadie se le ocurría hacer dieta porque estaba prohibido enflaquecer, claro siempre había un reaccionario por ahí, que inmediatamente los animales identificaban y lo descuartizaban para hacer su plato favorito, Anticucho de piernas con brazos, claro con su buena salsa de maní.
Pobres Seres Humanos, criados solo para alimentar a unos animales que no se sacian con la carne humana, para los Seres humanos, su vida era simple, puesto que comían y comían y comían…. La mayoría sin quejarse de su ciclo de vida, puesto que asumían -  si es que lo hacían- que su obligación, es más su deber era de ser el alimento de los animales para que puedan prosperar y crecer con todas las defensas necesarias en un mundo irrisible lleno de guerras entre los mismos animales.

Al final, desperté de mi sueño y me di cuenta que no era así la cosa, más bien al revés, me di la vuelta y volví a cerrar los ojos pensando que cualquier parecido a la realidad, es simplemente coincidencia.

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